Hoy tenemos Luna llena en Cáncer. Aprovecho para pensar un poco más en lo que me da vueltas en la cabeza desde que entramos en la energía de este signo. La luna está tan presente en nuestras vidas que durante el tiempo de Cáncer nos centramos en ella, la regente del signo. Sin embargo, la constelación de Cáncer aunque está considerada como poco interesante por los astrónomos pues no tiene estrellas brillantes, también nos ayuda para realizar el gran trabajo del signo. En el tiempo en que la energía de Cancér está activa podemos dedicarnos con más intensidad a la búsqueda de la intuición. Ésta es la enseñanza que nos transmite el Trabajo de Hércules en el que el héroe se dedica a buscar sin descanso a la cierva mientras diosas de la luna se disputan su propiedad. A lo que iba: Cáncer es la constelación en la que se encuentra Praesepe (M44). Praesepe, El Pesebre, es un cúmulo abierto que vemos junto a la intersección que forma el dibujo de la constelación, justo antes de abrirse las pinzas del Cangrejo. El Pesebre puede observarse a simple vista como una luz difusa, flanqueada por dos estrellas: la Asellus Borealis y la Asellus Australis. Los dos asnos.
La figura del asno se acepta actualmente de forma ortodoxa como símbolo a veces de la ignorancia como en "Sueños de una noche de verano" de Shakespeare o en Pinocho y otras, de la humildad y la confianza de la amistad como en las fábulas de Esopo o el burro amigo del ogro Shrek. Pero como en todos los símbolos, encontramos muchos niveles de comprensión y por ejemplo Orwell lo presenta intelectual en "Rebelión en la granja" o en el cuento "Los músicos de Bremen" es el músico que empieza a buscar compañeros para su grupo. Especial predilección tiene justamente en la iconografía medieval el asno como músico por lo que los maestros canteros le hacen aparecer en muchísimos iglesias y catedrales. "El asno de oro" de Apuleyo da pistas importantes para quien se adentre en sus palabras y no tema traspasar líneas conocidas. Y el cristianismo ilustra tres pasajes: la virgen encinta en su viaje a Belén subida en un asno, la virgen y Jesús en la huida a Egipto y Jesús alabado como el Mesías en su entrada a Jerusalem. Pienso en la humildad y creo que sólo la energía pura de lo Femenino representada por la Virgen sea gestante de creatividad o Madre, protegiendo su creación, pueden subirse al burro de la humildad sin temor a dejarse llevar por el orgullo, la soberbia o la prepotencia. Solo un ser humano ascendido y centrado, con plena conexión con su espíritu, en el que tanto el alma como su personalidad y cuerpos son canales de éste, puede entrar en la Ciudad de la Paz, consciente de sí y recibiendo alabanzas con palmas con alegría y serenidad, con toda la Fuerza y la Templanza en si. Creo que se puede releer tanto la obra de Shakespeare como tantas otras en las que el asno está presente a la luz de estas ímagenes. Y volviendo al Pesebre de nuestra constelación de Cáncer. Una casa iluminada. El hogar más humilde, en el que come el asno para recibir el nacimeinto de la Luz. La intuición que vamos persiguiendo para poder acceder al Conocimiento y Sabiduría , esa Luz que iluminará nuestro cuerpo, nuestra casa, nuestra ciudad, nuestro planeta y todos nuestros mundos ... es a través de la humildad y el trabajo y el esfuerzo. ¿Quién camina junto a la Virgen, conduce y conoce el camino, quien la protege a ella y a Jesús sino José? Lo masculino, el intelecto y la razón al servicio de la Luz. Y así, tanto individualmente, como colectivamente iremos construyendo la Casa Iluminada.
Autor foto: Carlos Andrés Rivera